martes, 5 de junio de 2012

Reflexiones sobre una pretendida mediocridad / MdR







No comparto la reflexión de teñir de mediocridad a los ciudadanos españoles  como producto de una cultura extendida en nuestra sociedad. No comparto esta reflexión en el sentido de que extiende al universo de los españoles algo que está ocurriendo en lo contemporáneo en muchas culturas occidentales, producto de una democracia entendida desde el populismo, y una condición acomodaticia que fomentan las clases políticas nacionales e internacionales. El fracaso de la Socialdemocracia europea, que tantas ventajas aportó al bienestar de las naciones, no ha sido sustituido por nada en el arco político, y la desorientación es infinita. Pero no por eso los españoles en general somos como intenta ese escrito indicar. Me niego a admitirlo, e incluso me parece insultante, pues entre la gente que yo conozco, españoles de a pie, españoles valencianos, castellanos, vascos y catalanes, hay mediocres y personas sobresalientes, hay estúpidos y personas extremadamente cultas e interesantes.  De la misma manera que entre nuestros amigos europeos: hay de todo, como en botica. No hace falta más que darse una vuelta por allí y mirar sin complejos la compleja realidad de tantos y tantos países.
El derrotismo no va a ningún lado y menos ahora. Lo que quizás si que hace falta es un despertar y no digo una toma de la nueva Bastilla, pero al menos un paseo por allí, eliminar estructuras obsoletas, hacer dimitir y meter en la cárcel a los ladrones de guante blanco, sean con corona, con mitra, con talonarios o con carnets de partidos o sindicatos que han callado lo que no debían callar; pero ante todo nada de discursos negativos, más bien al contrario, discurso ilusionantes, llenos de vitalidad y de esperanza, de futuro en una gente válida y en muchísimos casos, muy bien preparada.

Foto: gentileza de la Associació de Veïns de l´Olla